Emma y Adam
deciden prescindir del follón emocional que conlleva una relación y ser
simplemente amigos con derecho a roce. Rollo sin cuelgues, sexo sin sustos,
coitos sin coste. Sin ataduras, ni mentiras, ni celos, ni achuchones, ni
emoticonos, ni desayunos compartidos, sin “te echo de menos”, sin apodos para
ciertas partes del cuerpo, sin liarse… en definitiva, sin compromiso. Lo que
comienza siendo una solución perfecta para sus necesidades físicas se convierte
en algo más peliagudo cuando Adam, sin darse cuenta, lleva sus sentimientos a
la cama (y al armario del hospital, al asiento de atrás del coche y a
prácticamente cualquier sitio que ofrezca un soporte horizontal). Al final,
ambos terminan intentando desatar los lazos que intentaban evitar y esforzándose
por responder a una pregunta clave: ¿pueden dos amigos practicar el sexo sin
que el amor se interponga?
Decidí ver
esta peli porque actuaba Natalie Portman. El papel que desempeñó en Cisne Negro
me pareció magistral y tenía ganas de verla en otro género, la comedia
romántica. Pfff...ni fú, ni fá...tanto ella, como la historia en sí. Típica
peli americana con las típicas americanadas. Al principio algo aburrida. Es
justo antes del final cuando mejora un poco, pero ¡bah!, intuyes lo que va a
pasar en el minuto 40, o incluso antes. Tenemos a Emma, una médica
superocupadísima en sus quehaceres hospitalires. Como buena médica no tiene
tiempo para nada y menos para enamorarse. Un día, de buenas a primeras, se
encuentra con Adam, un chico que conoció en un campamento cuando solo tenían
catorce años. Ya sabéis, lo que pasa siempre, por cosas del azar, sus caminos se cruzan. Adam está
un poco perdido porque su novia lo ha dejado y para más inri, lo ha dejado por
su padre....Lo que quiere es acostarse con otra, con la que sea....le da igual,
pero necesita mitigar ese dolor y con un poco de suerte volver a enamorarse. Lo
hallamos resacoso y en una casa que no es la suya...¿a qué no adivináis de
quién es la casa?....Ecco qua! de Emma. La mira, cruza dos palabras con ella y
se va derechito a su habitación. Allí lo hacen sin apenas mediar palabra....lo que suele pasar todos los días, vamos, jeje. A partir de esa noche, los dos hacen una especie de apuesta: Acostarse sin enamorarse. Sólo placer. Pero ya os podéis imaginar....tanto roceteo acaba como acaba.
Entretenida a ratos, pero previsible.
1 comentario:
A mi me pareció también que ni fu ni fa. Pero para un ratín no esta mal
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